martes, 17 de mayo de 2011

La lista de la compra



Si uno quiere empezar a conocer rápidamente la cultura y la idiosincrasia de un país, nada mejor que adentrarse en los pasillos de cualquier supermercado e investigar que tipo de productos se pueden adquirir, y como se suelen presentar. Entre estanterías repletas de comida prefabricada, golosinas incomibles y prendas de vestir bizarras, se abre un formidable universo que merece ser explorado con detenimiento. En lo que llevo de estancia en China me he ido topando con una serie de artículos curiosos, algunos de los cuales me gustaría presentaros en estas líneas.






Surtido de "mantous" (panecillos)

En realidad, la estructura y disposición de un supermercado en China no dista mucho de aquellos a los que solemos ir a hacer la compra, allá en occidente. Existe una sección de comestibles, otra de ropa, la de aparatos eléctricos, etc., hay dependientes con uniformes, carritos y música acelerada para que compres más. La cosa empieza a cambiar en cuanto llegamos al rincón de los pescados, y vemos al lado unas urnas llenas de ranas y tortugas. Con un poco de suerte hasta podemos encontrarnos con cocodrilos y serpientes. Aquí es cuando uno se da cuenta de que esto, efectivamente, es China.






Patas de pollo, para los más intrépidos.


Pescado seco, otro aperitivo muy usual.

Lo que de verdad me llama la atención es los supermercados chinos es la gran cantidad de porquerías insalubres que pueden llegar a vender. Y es que a la gente aquí le encanta comer chucherías entre comida y comida. Lo veo en mis estudiantes, antes de las clases y en los descansos, siempre los pillo mordisqueando algo o bebiéndose un sucedáneo de zumo o leche. Lo de las dietas sanas no se estila mucho por aquí, la verdad.




Moda de niño, temporada otoño-invierno.


De estos me tengo que traer un par, al menos.

Pero aparte de artículos dantescos, también hay una variada gama de delicias para el paladar a un precio irrisorio. Vale que no hay ni jamón ni queso, pero las verduras y frutas suelen estar a la altura, al igual que las carnes. Si uno echa de menos los productos de la tierra, siempre puede acercarse a algún supermercado extranjero, pero la clavada suele ser monumental.

Si alguien desea una muestra de alguno de los productos presentados, que me lo diga ahora, que me queda un mes y poco para volver a España. ¿Una pata de pollo, quizás?

"El hombre que no sabe sonreír no debe abrir la tienda."

3 comentarios:

  1. YO QUIERO UNA TORTUGAAA. al punto!

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  2. Esas sopitas para microondas aquí ya se consiguen hasta en la pulpería... son una salvada!!! Y las chucherías... he visto algunas de esas; ya se nos hacen familiares en las meriendas de los escolares :(
    Si de tiliches se trata...no tienen competencia!
    Mejor una Pepsi!!! ja ja ja

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  3. OMG las ranas :S probablemente se me escape un grito si llegara a estar allí!

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