jueves, 6 de octubre de 2011

Vacaciones rurales



A pesar de tener por delante una semana entera de vacaciones debido al megapuente del día nacional, este año no tenía muchas intenciones ni ganas de viajar muy lejos. Entre el mal tiempo, la bulla de turistas propia de estas fechas y mis deseos de ahorrar algo de pelas este semestre, me atraía más la idea de quedarme en casa en plan relajado, viendo pelis, estudiando chino y demás. Pero al final volvió a palpitar la vena viajera y no pude evitar salir de nuevo por ahí, mochila al hombro y acompañado esta vez de tres nuevos colegas, Oleksi y Elena de Ucrania, y Susana de México. Pasamos dos días recorriendo los alrededores de Wuyuan, en la provincia de Jiangxi, al sur de Zhejiang, una zona rural repleta de paisajes idílicos, con pequeñas aldeas de calles estrechas, rodeadas de montañas y riachuelos, y gente amabílisima. Un lugar digno de visitar, ideal para desconectar de la polución y el tráfico de la ciudad.









Los lugares de interés de la región se encuentran en torno a Wuyuan, la cual no tiene mucho encanto per se, pero es desde donde salen los autobuses para los diferentes pueblecillos. Básicamente hay dos rutas principales a recorrer, la Este y la Norte, cada una con sus respectivos puntos de interés. empezamos con la primera, donde destacan sobre todo Wangkou y Xiaoqi, dividido en dos partes: Xiaoqi de abajo (demasiado turístico) y Xiaoqi de arriba, mucho más tranquilo. Si se dispone de tiempo, también se puede visitar Jiangwan.


Vista de Wangkou


Grano puesto a secar en Xiaoqi


Calle de Jiangwan

Al día siguiente nos recorrimos la ruta del norte, empezando por la aldea de Sixi Yancun y sus laberínticas callejuelas. De aquí pillamos un autobús hasta Qinghua, situada en un formidable enclave natural y cuyo punto más famoso es el Puente del Arcoiris. Y como punto final, una de las dos aldeas de la región llamadas Likeng (aunque los caracteres son diferentes), de difícil acceso pero que merce la pena visitar. Por un poco no nos quedamos aquí tirados, sin transporte público, de no ser por el chofer de un autobus turístico que accedió a llevarnos. Bonito gesto (y bonitos yuanes que se llevó también el colega), porque los taxistas no estaban pidiendo un riñón y parte del bazo por el trayecto hasta Wuyuan.


Callejones en Sixi Yancun


Puente del Arcoiris en Qinghua


Estampa de Likeng


Otra vista de Likeng

Lo que nos ocurrió en Likeng, quedándonos colgados sin autobuses de vuelta a las 3 de la tarde, es un ejemplo de que no es para nada fácil moverse de pueblo en pueblo por esta región. Si no se dispone de vehículo propio, pillar un taxi (como hicimos el primer día) no es una mala opción, previo regateo claro está, o alquilar los servicios de uno de los muchos motoristas que pululan cerca de las estaciones de autobús. En cuanto a lo de hacer dedo, esto es algo que no se estila mucho aquí en China, y si alguien para a recogeros, que sepáis que os va a pedir dinero de todas formas.







Solo fueron dos días, sin parar apenas eso si, pero mereció la pena la escapada. La única pega es que para entrar a los pueblos hay que pagar una tasa de 60 yuanes, todo sea por el desarrollo de la región (aunque a saber a que manos va a parar ese dinero), y la gran cantidad de grupos de turistas que rompen la magia del lugar, algo que ya veía venir. Pero si hay una cosa con la que me quedo de este viaje, es el darme cuenta de lo suelto que voy ya con el mandarín. Y es que tener que ir solventando diferentes situaciones (preguntar por precios, regateos, direcciones, pedir platos, etc.), no solo para mí sino para tres personas más, en una zona donde no habla inglés ni Perry, supone una buena prueba de fuego para practicar, y por los resultados obtenidos, se puede decir que no fue nada mal. Las horas de estudio, entre tonos y caracteresm están empezando a dar sus frutos.




“Si quieres un año de prosperidad, siembra semillas.
Si quieres diez años de prosperidad, planta árboles.
Pero, si quieres un siglo de prosperidad y progreso, educa personas.”

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