lunes, 16 de junio de 2014

Todo tiene su fin



La hora del adiós. Tras cuatro cursos completos trabajando en la universidad de lenguas extranjeras Yuexiu, llegó el momento de terminar y dar por finalizado un importante ciclo de mi vida. Estos últimos días no he parado de despedirme y celebrar mi marcha junto a los que considero los más importantes en este centro y los únicos por los que sentiré algo de pena al irme: mis estudiantes. Son ellos los que más han valorado y reconocido mi trabajo a lo largo de este periodo, algo que por desgracia no puedo decir de otras personas las cuales dudo que me lleguen a echar de menos.


La verdad es que ya llevaba un buen tiempo haciendo lo posible por encontrar otro trabajo y largarme de aquí, pero la ausencia de otras opciones y circunstancias personales (el hecho de tener una pareja local en determinados momentos, por ejemplo), me forzaron a quedarme. Las condiciones del trabajo no eran para nada malas, los estudiantes disfrutaban con las clases y hay otros profesores con los que he establecido un vínculo de amistad muy grande, pero siempre notaba que me faltaba algo, que esto que estaba haciendo no era serio y no acababa de sentirme realizado. Yuexiu siempre se ha caracterizado por prestar poquísima o ninguna opción al trabajo de los profesores extranjeros, primando más su participación en eventos nada relacionados con la educación, como conciertos, pruebas deportivas y cenas varias. Estos encuentros sirven al centro para venderse, exhibiendo a sus profesores extranjeros, que sirven de gancho y muestra de cierto estatus y caché. Aquí es donde se demuestra la valía del enseñante de turno, independientemente de su calidad profesional.
 
Un consejo para próximos profesores: la participación en la "Opening Ceremony" sube muchos puntos


Desde el principio me di cuenta de que este lugar era una fábrica de hacer diplomas y que el principal móvil es el económico. Los padres de los alumnos pagan unas cantidades desorbitadas de dinero, para que luego que sus hijos malvivan en condiciones deplorables, los materiales estén obsoletos y las aulas se caigan a pedazos. Eso sí, estudien lo que estudien, tengan el nivel que tengan, todo el mundo acaba finalmente obteniendo un diploma de licenciado en español, italiano o la lengua que sea. He visto casos de alumnos que apenas sabían decir “Hola, buenos días.” en tercer curso de carrera. Algo lamentable y vergonzoso y que acaba minando la moral.

Menos mal que hay ventiladores...ah, no, espera...


















Aparte de mi deseo de terminar de una vez por todas con mi estancia en este circo, se suma la decisión de mi departamento de contratar a profesores que cuenten con master y/o doctorado. Cuando me comunicaron esto, entre líneas me estaban despidiendo, diciéndome que veían difícil que pudiera seguir. Esta fue la chispa definitiva que aceleró mi elección. De nada han servido mi constante trabajo serio, preparando nuevos materiales, organizando actividades complementarias, mostrándome siempre dispuesto a colaborar con mis demás colegas de departamento a través de materiales, propuestas, intercambio de experiencias, etc. No sé si en lo más profundo de su ser alguien ha sentido algo de aprecio por todo lo que he hecho, pero a mí me da que aquí han primado más criterios personales y amiguismo que cuestiones profesionales y de currículo. De todas formas, prefiero irme centrándome en los buenos momentos vividos aquí, que también los ha habido y el recuerdo de algunas estupendas personas que he conocido en este tiempo.


¿Y ahora qué? Bien, de momento tengo una oferta de una escuela internacional aquí cerca, pero a día de hoy aún no me han dado el contrato, con lo que oficialmente no tengo ninguna otra opción. Me quedan menos de dos semanas para que me expire el visado, con lo que de seguir así, no me queda otra que empaquetar mis cosas y regresar a España, despidiéndome de China probablemente para siempre. Si no sale lo de este nuevo trabajo, dudo mucho que lo vuelva a intentar aquí, aunque no descartaría volver a Asia. Seguiré informando en los próximos días.

Siempre nos quedará el Córdoba, ¡¡ a Primera!!



Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.
(Confucio)

Algo de léxico
despedida: 告别 [gàobié]
despido: 解雇 [jiěgù]
decepción: 失望 [shīwàng]
contrato: 合同 [hétong]

lunes, 2 de junio de 2014

Cuna de ingenios



De todos es sabido que la milenaria civilización china viene dotando al resto del mundo de infinidad de importantes invenciones desde tiempos inmemoriales. Aparte de los “Cuatro Magníficos” (la pólvora, la brújula, el papel y la imprenta), no podemos olvidarnos de las cometas, el incienso, la acupuntura, las fichas de domino o incluso el fútbol, que tiene en el juego del cuju a uno de sus principales antecesores. A esta lista se le ha sumado hace unos días un aparato destinado a revolucionar el concepto de viajar. Se trata de la maleta-moto, creada por el empresario He Liang Cai. El vehículo funciona con baterías de litio, tiene capacidad para dos personas, pesa 15 kilos y puede alcanzar una velocidad de 60 kilómetros por hora.


















Por lo visto, los chinos son bastante aficionados a construir vehículos peculiares. Ese es también el caso de una especie de monociclo, diseñado por Li Yong Li, que se conduce como si fuera una bicicleta. También han aparecido casos de campesinos que con sus herramientas y muchas dosis de creatividad, han llegado a patentar vehículos anfibios, submarinos o artefactos voladores de andar por casa. 



En esta particular lista de inventores rurales imaginativos hay que dejar un apartado especial para Wu Yu Lu, un señor de una aldeita cercana a Beijing que ha inventado más de una treintena de robots, los cuales ejercen las más variadas funciones: encender un cigarro, servir el té o hacer un masaje. Su creación estrella es el robot rickshaw para sus excursiones por el pueblo y alrededores.


Ahora que llega el verano, es posible que encontremos en alguna que otra playa china a mujeres vistiendo una mascara que recuerda mucho a las de la lucha libre mexicana. Me refiero a la prenda bautizada como “facekini”, recomendado para todas aquellas féminas que no quieren broncearse y desean mantener su careto más blanco que el mármol. Ya se sabe la obsesión que tienen las chinas por la palidez, ya que una piel bronceada es símbolo de persona con bajos recursos económicos que tiene que ganarse el pan en el campo. Este invento empezó a popularizarse hace pocos años en las playas de Qingdao y poco a poco va calando más entre la población de bañistas de todo el país.

Termino este repaso de patentes curiosas con una maquina dirigida a facilitar el proceso de extracción de esperma en los bancos de semen y que sustituye al método  tradicional. El donante tiene que introducir su pene en un tubito, ajustable en altura, grosor y longitud, al tiempo que en una pantallita visualiza alguna película que le ponga a tono. Esto la verdad es que me suena a trola, así que me gustaría comprobarlo por mí mismo, aunque no sé yo si me atrevería a ir más allá de tomarle una foto al aparatito de marras.
















Para que luego digan que los chinos no hacen más que copiar. Que sigan así, aportando creaciones a la Humanidad. A ver si algún día aparece un lumbreras que fabrique un ambientador para mitigar el olor de la comida de los viajeros en el transporte público, o un indicador, en forma de pulserita, del nivel de chino del extranjero de turno (para que así eviten situaciones bochornosas al descubrir que entendemos lo que están hablando de nosotros), o un enfriador instantáneo de botellines de cerveza, y tantos otros ingenios que nos harían la vida en China un poquitín más llevadera.


“El fracaso más grande es nunca haberlo intentado.”

Algo de léxico
invento: 发明物 [fā míng wù]
ingenio: 创造力 [chuàngzàolì]
originalidad: 新颖 [xīnyǐng]
artefacto: 人工制品 [rén gōng zhì pǐn]